¿Qué significa refinanciar un préstamo y cuándo tiene sentido hacerlo?
Una tasa de interés más baja o un plazo más largo puede ser un atractivo para refinanciar una hipoteca, préstamo estudiantil u otra deuda. Pero, ¿qué significa refinanciar un préstamo para tus finanzas a largo plazo?
Préstamos estudiantiles, hipotecas, tarjetas de crédito, préstamos para vehículos: hay todo tipo de productos financieros que pueden ser útiles y necesarios para tu vida cotidiana. Sin embargo, a medida que llegas a un balance en tu presupuesto y buscas maneras de tanto ahorrar dinero como liquidar los préstamos más rápidamente, puede que sea una buena idea hacer un refinanciamiento.
¿Qué es el refinanciamiento?
El refinanciamiento se lleva a cabo encontrando un nuevo préstamo, típicamente con un acuerdo de plazo más favorable, y luego usándolo para liquidar el préstamo que ya tienes. Las razones comunes por las que puede ser una buena idea considerar un refinanciamiento son si existe la posibilidad de obtener una tasa de interés o un pago mensual más bajos que los que tienes en tu préstamo actual.
Es importante entender el concepto del refinanciamiento y aprender cómo puede perjudicarte o ayudarte financieramente. Repasar los conceptos básicos —tales como la tasa de interés, el período de amortización de la deuda, si existe una multa por prepago o cualquier otro cargo adicional— puede ser un buen comienzo. Para cada tipo de préstamo, existen ciertas preguntas específicas sobre refinanciamiento que deberías responder mientras investigas por qué deberías o no refinanciar.
¿El refinanciamiento afecta tu crédito?
Mientras buscas las mejores condiciones de refinanciamiento, los prestamistas posiblemente realizarán una verificación de crédito como parte del proceso de aprobación. Esto puede resultar en una caída en tu puntuación crediticia. Presentar solicitudes a múltiples prestamistas puede ayudar a limitar dicha caída sí todas las verificaciones de crédito se realizan dentro de un período corto de tiempo de entre dos y cuatro semanas.
Después de refinanciar, tu préstamo original probablemente se cerrará. Esto puede resultar en una caída en tu puntuación crediticia, dependiendo de la antigüedad y cantidad del préstamo.
¿Deberías refinanciar una hipoteca?
La gran pregunta al considerar un refinanciamiento de la hipoteca de una vivienda es: "¿En qué momento saldrás sin ganar ni perder?" Cuando hagas un refinanciamiento de tu hipoteca, tendrás que pagar los costos de cierre que incluyen una tasación de la vivienda, seguro de título y cargos del prestamista. Estos podrían llegar a sumar miles de dólares. Si durante la vida del préstamo no ahorrarás más que los costos del refinanciamiento, es posible que no valga la pena. Te presentamos un ejemplo: Digamos que los costos de cierre suman $3,600 y el refinanciamiento te ahorrará $100 al mes. A esa ritmo, llevará tres años alcanzar el punto en que salgas sin ganar ni perder en la hipoteca refinanciada. Si crees que existe la posibilidad de que te mudes antes, un refinanciamiento podría no tener sentido.
¿Deberías refinanciar un préstamo estudiantil?
Algunos préstamos estudiantiles vienen con beneficios, tales como la condonación de préstamos para funcionarios públicos, la capacidad de ajustar los pagos en función de tus ingresos o incluso la opción de aplazar los pagos en determinadas situaciones. Si refinancias con un prestamista privado podrías perder estas protecciones, y tendrás que decidir por tu cuenta si vale la pena hacerlo por una tasa de interés más baja.
¿Deberías refinanciar un préstamo para un carro?
Refinanciar para tener un préstamo más largo puede reducir tus pagos mensuales, pero eso también significa que estarás haciendo pagos por un período de tiempo más largo (y pagando más en intereses, a menos que recibas una tasa considerablemente más baja). Aunque refinanciar para tener un plazo más corto puede aumentar tus pagos mensuales, también podría reducir el interés total que pagues y ahorrarte más dinero.
¿Deberías refinanciar la deuda de una tarjeta de crédito?
Una forma común de refinanciar la deuda de una tarjeta de crédito es a través de una transferencia de saldo a una tarjeta que tenga una tasa de interés más baja. Si puedes encontrar una tarjeta con un cargo de transferencia de saldo y una tasa introductoria bajos, podrías ahorrar en intereses y pagar el principal más rápidamente. Esto también podría ser una buena manera de consolidar deudas de tarjetas de crédito en un solo pago mensual. Pero si el cargo de transferencia de saldo es demasiado alto —o si no puedes liquidar el saldo de la nueva tarjeta antes de que la tasa de interés se dispare o que sigas cargándole más compras— podrías terminar con un saldo y una tasa de interés más altos que en tu tarjeta anterior.