La mayoría de las personas no espera volverse discapacitada. Pero los que hoy están en sus 20 años de edad tienen una probabilidad de 1 en 4 de perder por lo menos un año de trabajo por incapacidad antes de llegar a la edad de jubilación, de acuerdo al Council for Disability Awareness. La incapacidad y las finanzas familiares están estrechamente relacionadas.
Las causas de incapacidad son tan diversas como su duración: a corto plazo para una lesión que requiere hospitalización, por ejemplo, o recuperación a largo plazo de un accidente o enfermedad debilitante. Sea cual fuere la causa o duración, una incapacidad tiene el potencial de impactar negativamente en las finanzas de cualquier familia. Aquí está lo que necesitas saber acerca del impacto financiero de las discapacidades —y lo que puedes hacer para protegerte —.
El reto: La pérdida de ingresos supera a los ahorros a corto plazo.
Las estadísticas: En un año promedio, 5.6% de los estadounidenses sufrirán una incapacidad a corto plazo, seis meses o menos. Casi ninguna de estas discapacidades tiene su origen en el trabajo. La mayoría de los estadounidenses no están preparados ni de cerca, para enfrentar un año sin sueldos. De acuerdo con un estudio de la Reserva Federal, el 44% de los adultos en los Estados Unidos no podrían cubrir un gasto de emergencia de solamente $400 dólares sin incurrir en deudas o vender posesiones.
El remedio: Muchos expertos financieros recomiendan contar con un fondo de emergencia que cubrirá de tres a seis meses de gastos —una recomendación específicamente diseñada para enfrentar situaciones como emergencias médicas o despidos que te dejen sin trabajar— por un periodo extendido de tiempo. Esto puede sonar como una cantidad intimidante, pero la recomendación es para varios meses de gastos de subsistencia, no ingresos. Si pudieras recortar un gasto (por ejemplo, vacaciones) mientras no tienes trabajo, no necesitas incluirlo en tu presupuesto de fondo de emergencia.
El reto: Tu ingreso y tus ahorros no pueden ir al ritmo de los gastos médicos inesperados.
Las estadísticas: Un estudio de declaraciones de bancarrota del consumidor identificó a las cuentas médicas de enfermedad o lesiones como dos de las principales causas de bancarrota. Ese mismo estudio halló que los pacientes con cáncer tienen más del doble de probabilidad de caer en bancarrota que las personas sin cáncer.
El remedio: Si no estás preparado financieramente para una discapacidad inesperada, te puede causar más que un "mal momento" financiero. Después de que hayas establecido tu fondo de emergencia, continúa contribuyendo al mismo para que tengas un respaldo financiero robusto.
El reto: La incapacidad puede durar más, volviendo incierta tu perspectiva financiera a largo plazo.
Las estadísticas: Inclusive un reclamo exitoso del seguro de incapacidad con el Seguro Social puede implicar un tiempo largo sin ingresos, ya que los reclamos generalmente tardan de tres a cinco meses en ser aprobados. (Y el beneficio anual promedio es de tan solo un poco más de $14,000 —muy por debajo de la línea de pobreza para un hogar de dos personas—.) Por lo menos 51 millones de trabajadores estadounidenses adultos carecen de cualquier seguro de incapacidad, que no sea la cobertura del Seguro Social.
El remedio: Mucha gente está cubierta por el seguro de compensación laboral, que cubre cuidado médico, costos de volver a capacitarse, compensación por lesiones permanentes y reemplazo de ingresos (comúnmente dos terceras partes del salario promedio del trabajador, hasta un beneficio máximo fijo). Pero "compensación laboral" solo cubre a personas que resultan lesionadas o incapacitadas en relación con su trabajo. Una póliza individual de incapacidad puede ofrecer ayuda para salvar la situación.
Algunos empleadores ofrecen a los trabajadores la opción de comprar cobertura de incapacidad grupal, y ellos podrían subsidiar la cobertura sin que se requiera suscripción. Si tu empleador no te proporciona esta opción, puedes protegerte a ti mismo comprando un seguro de incapacidad por tu propia cuenta. La Cobertura a corto plazo proporcionará dinero para ayudar con obligaciones de deudas mensuales como créditos para automóviles y pagos de hipotecas, mientras que la cobertura a largo plazo reemplazará una parte de tu ingreso en caso de una incapacidad más larga, relacionada con pérdida de trabajo.