Mucha gente asume que las personas realmente consolidan sus hábitos financieros cuando consiguen su primer trabajo, vivienda o carro. Pero la realidad es que la manera en que tratamos el dinero, ya sea buena o mala, empieza a tomar forma mucho antes que en la adultez. Como nos sentimos respecto al dinero y nuestros patrones de gastos y ahorros se empiezan a diferenciar a los cinco años de edad, de acuerdo a un estudio reciente. Si esos hábitos y emociones juveniles no son lo ideal, puedes terminar con problemas de tamaño adulto: Los estudios muestran que el 46% de estadounidenses ocasionalmente paga sus facturas tarde y el 19% gasta más de lo que gana, de acuerdo a FINRA Investor Education Foundation.
Ya que los buenos hábitos financieros pueden tomar mucho tiempo para desarrollar, cambiar los que no son ideales puede ser difícil, pero está a tu alcance. Un cambio lleva consigo el reconocer que existe un problema y la creación de un plan para arreglarlo. A continuación te presentamos 5 malos hábitos financieros que puedes cambiar con menos esfuerzo de lo esperado.
El hábito: Crédito para pagar lo cotidiano
La solución: Un presupuesto real. Las tarjetas de crédito pueden ser herramientas útiles para crear una puntuación crediticia o puntos de viaje para cosas que de todos modos ibas a comprar. Pero cuando existe un saldo prorrogado (y, por lo tanto, una tasa de interés más alta) y estás gastando más de lo que ganas, la deuda de la tarjeta de crédito puede tomar el control rápidamente. Una calculadora de presupuesto es una gran herramienta básica para ayudarte a planear y balancear las necesidades e ingresos mensuales. Si es muy difícil detener el uso de la tarjeta de crédito, considera cortarlas y solamente depender de efectivo y tarjetas de débito.
El hábito: Una cuenta de ahorro muy pequeña
La solución: Un cheque de pago para ti. Muchos planificadores financieros recomiendan apartar del 10% al 15% de tu ingreso para el ahorro de jubilación, pero el hogar promedio de los Estados Unidos actualmente sólo ahorra alrededor del 7% de su ingreso. Y afrontémoslo: Ahorrar es más fácil si guardas el dinero antes de que lo veas. En lugar de pensar en los ahorros como dinero que no puedes gastar, piensa en los ahorros como un pago a ti mismo, primero. Desvía automáticamente cierta cantidad de dinero a una cuenta de ahorros o a fondos para la jubilación. Si nunca ves el dinero, nunca lo extrañarás.
El hábito: Pagos atrasados
La solución: Pago automático de facturas. Para muchos, el tiempo para pagar las facturas es estresante y por lo consiguiente causa que pospongan lo que tienen que hacer e incurren en cargos por retrasos y perjuicios crediticios. Los pagos automáticos borran ese ciclo de un plumazo. Una nota: Solamente establece pagos automáticos si hay suficiente dinero en tu cuenta cada mes para cubrir los gastos. De lo contrario, los cargos por retraso pueden cambiar por tarifas de sobregiro. Y continua revisando las facturas cada mes para ser exacto.
El hábito: Gastos impulsivos
La solución: Una lista. Siempre usa una lista de compras, sin importar encargo. Esto ayuda a limitar las compras hechas por antojo en vez de las que son hechas con un plan.
El hábito: Temor a Perderse Algo Importante (FOMO, por sus siglas en inglés)
La solución: Metas. Los vecinos, el Internet, transmisión de comerciales: Mensajes constantes de todo tipo de fuente ayudan a convencer a la gente que necesitan algo que no usarán ni pueden pagar. En cambio, establece metas y enfócalas en experiencias, no cosas. ¿Cuál es tu vacación de ensueño? ¿Tu edad ideal para la jubilación? ¿Un negocio secundario? Cuando estás trabajando activamente en ahorrar para algo concreto, es menos probable que te distraigas por cosas que no puedes pagar.