Cuando dejes tu trabajo, el saldo de tu plan 401(k) puede ir contigo. Puedes tener la tentación de quedarte con un poco o con todo el dinero en lugar de reinvertirlo, pero puede que esa no sea la mejor opción. Si retiras el dinero en efectivo de tu plan 401(k), generalmente pagas los impuestos sobre la renta de la cantidad total retirada, así como un 10% de multa fiscal, a menos que tengas al menos 59 años y medio de edad o que te jubiles de tu empleador a la edad de 55 años o más.
Sin embargo, si quieres que el dinero se mantenga donde está para tu jubilación, una buena estrategia a considerar es reinvertir los fondos en una Cuenta Individual de Jubilación o IRA (por sus siglas en inglés).
El proceso es simple:
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Encuentra una inversión en una IRA adecuada para ti (tal como una anualidad, un certificado de depósito bancario o un fondo de inversión). Tendrás que hacer alguna investigación o hablar con alguien en la industria financiera para encontrar cuáles son las mejores opciones para ti.
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Comunícate con el administrador del plan de tu antiguo empleador y arregla una reinversión directa al custodio de tu nueva IRA. El mismo procedimiento podría variar un poco de compañía a compañía, pero no te preocupes: todos ellos han abordado esta petición anteriormente.
- Firma los documentos para reinvertir directamente los fondos a tu nueva cuenta. Los fondos llegarán entonces a tu IRA para inversión, tal y como seleccionaste en el paso 1.
Una advertencia: Puedes recibir una distribución del saldo de tu cuenta procedente del plan en lugar de arreglar una reinversión directa. Puede que ésta no sea la mejor idea. Si tomas una distribución, el administrador del plan tendrá que retener el 20% de la cantidad distribuible para los impuestos federales sobre la renta. Esto es un crédito aplicable a los impuestos que puedan deberse cuando hagas tu declaración de impuestos sobre la renta. Cuando haces esta reinversión indirecta puedes incrementar la cantidad de reinversión, de tus propios fondos, igual a la cantidad retenida del 20%.
Sin embargo, al hacer una reinversión directa se evita esta consecuencia negativa. Si reinviertes la cantidad del cheque que recibes sin añadir ese 20% de vuelta, entonces la cantidad retenida será considerada como una distribución gravable. Generalmente tendrás que pagar impuestos sobre la renta sobre esa cantidad, así como un 10% de multa fiscal si eres menor de 59 años y medio de edad.